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lunes, 1 de agosto de 2011

En los Ocios de mi Padre #2 - Intelectualoidismo

Hace tiempo, una buena amiga, deslumbrante confección de belleza y humanidad, si vale la pena mencionarlo, me preguntó cuál es mi película favorita. Respondí, como he respondido a esa misma pregunta desde hace unos 4 años aproximadamente, que es Big Fish, de Tim Burton. Y aunque hablar sobre esa película en particular o sobre el tema de las obras favoritas de uno seguramente daría mucho (y lo dará en otra ocasión), lo que inspira esta nueva entrada de En los ocios de mi Padre es el comentario que me hizo inmediatamente después.
                Luego de haber deliberado un poco sobre la película, me dijo que ella habría pensado que, siendo yo tan apasionado, o neurótico, según sea el caso, de las diferentes formas de hacer cine, mi película favorita sería una de narrativa más compleja o de temas más alucinógenos, y no una de carácter más convencional que vanguardista. ¿Y quién podría juzgarla, cuando de hecho sí tiendo a ser bastante colérico con las carteleras insípidas de la mayoría de las salas de cine, o con las reuniones amigueras en las que me fuerzan a ver la última comedia de Adam Sandler? Pero finalmente, la conversación me llevó a pensar que de hecho, la mayoría de las personas ven al cine, y a muchas otras formas de arte y entretenimiento, a través de esa polaridad entre lo intelectual y lo meramente recreativo, visión a la que francamente hay que ir despidiendo a patadas en la retaguardia sin pedir permiso ni perdón.

Much needed, indeed.

                El cine, la música, la literatura, el teatro, e incluso los videojuegos, sin importar lo que ningún crítico especializado o comentarista mañanero diga al respecto, siempre son arte; desde la 9ª Sinfonía de Beethoven hasta Pocker Face, desde La Naranja Mecánica hasta American Pie, o desde el Quijote hasta Crepúsculo, todas éstas son obras de arte, en tanto constituyen una manifestación de un género artístico y son, hasta en el más barbárico de los casos, una forma de expresión creativa. Separar las obras “más comerciales” de las que son “más artísticas” no causa más que una sañosa separación elitista, los snobs intelectualoides que desprecian a los relajados intrascendentes, y aún los apegados a una visión del arte como entretenimiento desdeñan a los zánganos sobrepensantes que pretenden verlos como a los obreros de la colmena humana. Los primeros sólo se aíslan más y más de la comunidad a la que quisieran influenciar, y los segundos niegan el valor que apreciar y entender formas distintas a las convencionales les traería a todas las áreas de su vida; no porque dichas formas convencionales no puedan ser bastante buenas en sí mismas.
                Luego está también el problema de que, bien vista, ninguna obra establece por sí sola si debiera ser considerada intelectual o convencional. Tomemos por ejemplo, el infame caso del muy mal llamado Cine de Arte. Seguramente, al entrar a su típico Bluckbuster alguna típica tarde de típico fin de semana peliculero, se percatan de que ciertas películas medianamente conocidas se encuentra catalogadas bajo la sección de Cine de Arte, en lugar de estar en la sección de Drama o Comedia. Quizá se les pasó la euforia que fueron las dos partes de Kill Bill, y hasta entonces no habían tenido algún sábado libre para ponerse al corriente. Las buscan y rebuscan por cada una de las portadas en los estantes de Acción junto a sus clásicos Duro de Matar y las 357 partes de Rápido y Furioso (perdón si me equivoco en la cifra, pero es que dejé de contar después de que la tercera no tenía el número 3 escrito por ninguna parte). Fastidiados, llaman al alguno de los profesionales asesores cinematográficos con los que cada Bluckbuster debe contar para que les diga en dónde están esas dos películas, y ¡sorpresa!, resulta que se encuentran catalogadas como Cine de Arte. "¡Qué! ¿Que no se tratan sobre una chica sexy en traje de carreras amarillo cortando la cabeza de cuanto hombre, mujer y colegiala japonesa se le ponga en frente? ¿Qué están haciendo junto al Séptimo Sello, La Dolce Vita, Annie Hal y todas esas porquerías que jamás he tenido la intención de ver?" La respuesta que al menos a mí me indica la razón más probable es que Kill Bill es una película de Quentin Tarantino, un afamado director del también llamado Cine de Autor, y si una película la dirigió alguien como Tarantino, ¡pues seguramente es una película de arte!
                Como pueden ver, separar las obras artísticas de las comerciales simplemente no tiene ningún propósito, tanto por la razón ya explicada de que toda obra artística es una obra de arte (Duh!), como por el hecho de que no existe ningún parámetro específico para identificar unas de la otras. ¿Sabían que la primera parte de La saga de Crepúsculo, la película del mismo nombre, fue considerada Cine de Arte casi hasta antes de que se estrenara la segunda, sólo por estar basada en un novela y ser de bajo presupuesto? Y quién puede decir que películas como 300, o libros como 100 años de soledad, que han sido siempre indudables éxitos de ventas, dejan de ser obras intelectuales porque han sido capaces de acaparar la atención de la mayoría del público. O que casos como las serie del Señor de los Anillos, que son, primordialmente, películas comercializadas como entretenimiento de consumo, no son obras modelo de la cinematografía contemporánea.
                Yo mismo, como el despotricado intelectualoide que a veces puedo a ser, y como cualquier aficionado al cine checoslovaco o a la poesía fonológica vanguardista, estoy seguro de que un mundo en el que todos los cines proyecten sólo tratados filosóficos y experimentos visuales o narrativos no sería un mundo feliz, y de que todos necesitan eventualmente un programa de televisión sin ninguna pretensión mayor que desconectar todo lazo con la realidad al menos unos 20 minutos. Puedo asegurarles que yo disfruto igualmente un éxito de taquilla veraniego (de los buenos, por supuesto) que de algún viaje psicotrópico de Kubrick o Fellini, y que de igual manera, nadie debería abstenerse de una o de otra, por ninguna razón.

Si les gusta cómo va desarrollándose este asunto, por favor comenten sus opiniones sobre las entradas y sobre los temas, y propongan nuevos temas para nuevas entradas. Incluso si tienen algún documento pertinente a nuestros tópicos colgado en la red y lo quieren compartir, siéntanse en la libertad de incluir el link en su comentario. Mientras tanto, nos estaremos leyendo próximamente.

PD: Ayer vi Captain America: Freakin’ awesome!

11 comentarios:

  1. Una manera mas saludable de discutir las diferencias en el cine.!

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  2. Hola Isma soy Alejandra (amiga de julián), me parece bastante interesante tus publicaciones. Debo confesar que al principio cuando leí la introducción a tus irregulares publicaciones acerca de la "cultura del ocio" pensé que se trataba de una crítica a la afamada posmodernidad, pero veo que va por distinto camino y para ser sincera disfrute bastante tu valoración acerca del elitismo y prejuicio generado a partir de la catalogación del cine.Comparto tu opinión acerca de ello. Te seguiré leyendo, saludos.

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  3. Alejandra! Muchísimas gracias por tu comentario. Espero leernos por acá, y vernos por algún otro medio.

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  4. haaaaaaaaay amigo, tantos años y cada día te extraño mas, tu singular punto de vista no se encuentra en cualquier lado, me atrevo a decir que a veces lo comparto, y en otras dejo que el monstruo de la mercadotecnia me atrape en sus fauces, y me lleve a dar un paseo por sus 6 estómagos, solo para darme cuenta de que están llenos de porquería hahahaha y que sin embargo me sigue entreteniendo, porque la mayoría del tiempo es un paseo divertido; te quiero y te extraño, te tendré en texto si no puedo tenerte cerca, =P estaré pendiente la semana entrante. =)

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  5. entonces estas de acuerdo con ke TRANFORMERS 3 es arte?? y ke eres un mentiroso ke criticas peliculas ke NO HAS VISTO!! como la ultima comedia de Adam Sandler de la cual huiste!!
    Gracias!! jaja :)

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  6. @otorendon, pues sí, Transformers también es arte, pero nótese que no hablé de lo que es buen y mal arte, ese es un asunto MUY diferente...
    ¡Y sí! Me escapé de sufrir, Muajajaja. Pero si un día me la topo involuntariamente la veré sólo par darte el beneficio de la duda ;)

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  7. A ver Ismael, tienes razón los parámetros para”clasificar” a una pieza, del tipo que sea, sobre otra es un tanto complejo, estoy de acuerdo que dividir entre comercial e intelectual realmente estigmatiza aun mas a lo vulgarmente conocido como artístico, estoy de acuerdo en que no es pecaminoso ver una película de Adam Sandler y estoy de acuerdo en muchas cosas más. Pero en lo que estoy totalmente en desacuerdo en poner al mismo nivel de obra de arte al Quijote con la mamarrachada de Crepúsculo!!

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  8. me dejaste sin palabras :)
    y mi maestra de historia del arte hubiera sufrido un infarto después de leerte jaja pero yo te daré el beneficio de la duda con respecto al buen y mal arte

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  9. ah! a Greis la dejaste sin palabras desde que dijiste "una buena amiga, deslumbrante confección de belleza y humanidad" jajaja
    ¿Qué te puedo decir? Coincido contigo, aclarando, como lo hiciste en los comentarios, que no estaríamos clasificando entre buen y mal arte. De igual manera, el aislarse y dejar de ver películas, o bien, leer obras nuevas, sería desconectarnos completamente de la sociedad, haciendo nuestro criterio cada vez más pequeño, para desgracia nuestra. Cabe mencionar, el ser un poco abierto en este pensamiento sobre la clasificación de las películas y obras debe llevarse en un correcto equilibrio. Todo esto lo digo en mi muy particular, y quizás ignorante, punto de vista.
    P.D. a mi también me gustó Capitán América a pesar de todas las críticas, muy cerradas, que muchas personas hicieron sobre el ejército norteamericano, al decir que era un homenaje al mismo, punto de vista con el que, si mal no recuerdo, coincidimos al atender al contexto que se vivía en esos tiempos y a la finalidad de la creación de capitán américa. Además, me agrado el regalito visual que nos dieron, tanto a hombres como a mujeres, con esos actores jojojo

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  10. Bueno, es como la calidad. Todo tiene calidad, pero el nivel de calidad puede ser bajo, medio, alto, altísimo... todo depende. Entonces, todo es arte, pero puede ser pésimo arte, o muy bueno. Por ahí existe la teoría de que nos gustan las cosas que tienen equilibrio entre lo conocido y lo novedoso. Quizás el arte "elitista" es simplemente un tipo de arte para aquellos que pueden soportar más nivel de "novedoso" que la mayoría, porque tienen habilidades de consumo de un arte particular. Por ello hay obras adelantadas a su tiempo que adquieren fama décadas después de la muerte de su autor. Yo aprecio a los artistas que, dejando de lado el hambre de fama, trabajan para el futuro del arte. Pero otros trabajan para el presente, y está bien, pero ellos no necesitan mi aprecio, porque ya tienen el de todo mundo.

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